martes, 16 de noviembre de 2010

Sólo sé que la real academia no sabe nada

Hace algunos días, la señora madre de la lengua española, informó sobre sus últimas decisiones y, como siempre, estos cambios han generado revuelo, por lo caprichoso que suenan.
La academia es, como les digo a mis estudiantes, la mamá del español: dice cómo se debe hablar y escribir, pero nadie le hace caso. Pobre, entendámosla, ella trata de estar en la onda, como las madres, pero el fenómeno lingüístico siempre se le adelanta, y la deja mal parada: autoriza (¿?) palabras que son de uso común desde hace mucho tiempo, marca reglas, explica el cómo y el cuando, a pesar de que ya todos los usuarios lo saben; y como toda madre que se respete, para demostrar la autoridad que le confiere su rol, sale con reglas absurdas y sin sentido, que no afectan el uso común que le dan los hablantes a su lengua.

La última con la que salió, como para justificar su existencia, y no nos comportemos como adolescentes rebeldes que hacen lo que quieren con su lengua, es decirnos que la y griega ya no se llamará así, sino ye: sí mamá; y que quorum y Qatar, ya no se escribirán con q, sino con c: sí mamá; y que guión y truhán ya no llevarán acento: sí mamá; y que sólo y éste y ésta, como pronombres ya no llevarán acento: ¿que qué? ¡te pasaste mamá!

Si vamos a quitar acentos, se los quitamos a todos ¡o todos coludos o todos rabones!

¿Por qué sólo, éste, ésta, ya no tendrán acento, y toooodos los otros casos de acento diacríticos, sí lo tendrán?

Si será lo mismo, a nivel de significado (que para eso se justifican los acentos diacríticos) la comprensión de las siguientes dos oraciones:
Él sólo va solo a este tipo de eventos; aunque a éste, quiere ir acompañado.
Él solo va solo a este tipo de eventos; aunque a este, quiere ir acompañado.

Pues entonces, aprovechemos la emoción, y eliminemos de plano, todos los otros acentos diacríticos. Porque suena a regla de porque me da la gana, que estos dos no y todos aquellos sí.

Acepto con la mano en el corazón que hay algunos acentos, que no los necesitamos, porque ya sabemos cómo suena la palabra, y su escritura sin acento, no genera ambigüedad. Pero existen muchos otros, que ponerlo con o sin acento, puede generar confusión. Y cuando hablamos no hay problema, porque ahí está el otro para aclararnos nuestra ambigüedad; pero, cuando escribimos, la ausencia del otro, hace necesaria la norma, que evita la confusión y los malos entendidos. Sólo para esto, necesitamos que nuestra madre, cumpla su rol y evite la posibilidad de dobles significados. Aclaro, sólo para esto. En todos los otros caso, calladita se ve más bonita.

Porque vamos a estar claros, no es lo mismo ¡mama! que ¡mamá!


No hay comentarios:

Publicar un comentario