Ayer fue la marcha gay. O bueno, para ser más específica, fue la marcha del grupo que engloba a la población lésbica, gay, bisexual, transexual, transgénero, trasvesti e intersexual (¿?), que utlizan la siglota LGBTTTI, para nombrarse.
Durante más de 6 horas tomaron una parte de la ciudad de México, y desfilaron por algunas calles de la ruta ya establecida para marchar (Ángel - Zócalo). En algunos tramos, los metieron por vías alternas, para tratar de controlar un poco el jaleo que estaban armando.
El objetivo de esta marcha, sigue siendo según sus propios organizadores, el mismo de años anteriores: "el sentido urgente de sensibilizar a la población de su presencia, y generar acciones para erradicar la homofobia".
En un país, en donde según el Consejo Nacional para Prevenir la Discriminación, el 48% de la población no estaría dispuesta a permitir que en su casa viviera un homosexual, en donde el 45% de los homosexuales dice haber sentido discriminación al menos una vez, y en donde, más importante aún, los valores tradicionales son eminentemente machistas, está difícil que a través del tipo de marcha que han venido haciendo todos los años (ésta es la número 32) logren generar en la población la tolerancia necesaria que están buscando, y a la cual tienen absolutos derechos, como cualquier otro grupo minoritario.
La marcha contiene algunos hechos extremos: camiones adornados con colores llamativos, llenos de personas desnudas, o casi; o en otros casos, los mismos camiones, pero esta vez con personas simulando (en el mejor de los casos) escenas sexuales explícitas, generalmente sadomasoquistas; trasvestis tocándose entre ellos, o a algún observador distraído; mucho silicón; y sobre todo, mucho senos y penes al aire.
Todo esto, a mi parecer, lo único que confirma en la población es que los grupos homosexuales son perversos, perturbados, y sobre todo, mal ejemplo para el resto de los mortales.
Creo que la tolerancia a la que tienen derecho, no la van a encontrar de esa manera. Muy por el contrario, cada vez será más fácil establecer el estereotipo barato, del que precisamente quieren desligarse.
Apoyo firmemente la tolerancia a los grupos gays. La decisión íntima de cómo un adulto encuentra el placer, debe ser asunto de él y de nadie más. Sea heterosexual, homosexual, o cualquier otra categoría de las mencionadas al comienzo.
Trabajo en eso todo el tiempo con mis estudiantes: el que una persona encuentre el placer sexual con otra persona de su mismo sexo, no lo hace merecedor del desprecio público, ya que en la intimidad cada quien debe ser libre de crearse y sobre todo reproducirse, sus propias fantasías.
Sin embargo, esa tolerancia que trato de transmitir se ve entorpecida, por acciones como las de la marcha, en donde los homosexuales practican y generan la misma intolerancia por la que ellos están peleando.
Creo que las acciones deberían estar enfocadas en eventos menos distractores, y sobre todo, menos estereotipantes. Y tal vez así, poco a poco se podría ir educando a la población heterosexual, en la aceptación de otras preferencias sexuales.
PD: "La foto que acompaña mi texto, es de la marcha de ayer. Me pareció un grupo excelente, digno de ser fotografiado. Por lo irónico y lo creativo. ¿Qué creen ustedes?"
Foto: Ronaldo Schemidt / AFP
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