Estaba en el metro, con la mente en cualquier lugar, cuando uno de los múltiples vendedores me sacó de la nada en la que estaba, para ofrecerme un CD de a sólo 10 pesitos, que me daría las herramientas para ser feliz.
El CD contenía diez pasos ¡sólo 10 pasos! que había que seguir, cual dieta rigurosa, que me llevarían directo a sentirme feliz, no sólo po un momento sino para siempre.
¡órale!
Era exactamente como todos esos productos milagrosos que venden por la tele, que sin hacer ningún esfuerzo pueden hacerte delgado, sano, hábil, y cualquier otro resultado que se les ocurra a los del marketing.
Por supuesto no compré el CD, pero me puse a pensar en mi felicidad, no en la felicidad como abstracción, sino en cuándo fui feliz por última vez.
Para empezar creo que no puedes ser feliz siempre, no es una actitud pues. Si tienes o eres algo siempre, se convierte en lo cotidiano, y lo cotidiano no es precisamente lo que nos hace feliz. Mas bien pienso que la felicidad son pequeños momentos, grandiosos y diferentes, que contienen todo eso que en nuestra realidad mental nos causa placer, y que por ser pasajeros y breves, son tan diferentes al resto de los otros momentos de nuestra vida.
Y es precisamente que por ser tan poco comunes, son tan valiosos, y sobre todo, son recordados con tanta melancolía.
...
Era un martes de nuestras vacaciones, y estábamos rodando por las diferentes playas del caribe mexicano. Vemos una que no tenía mucha gente y allí nos estacionamos. Ronald y Emiliano deciden meterse a la playa a pesar de que está un poco intensa, pero querían practicar lo de saltar olas, y para eso la playa estaba perfecta. Yo me quedo en la arena con las cosas. Era la encargada de tomar las fotos y "cuidar" la hielera. Destapo y me tomo la primera cerveza, que siempre sabe mejor que las siguientes. Me acomodo en la arena y huelo el mar profundamente. Siento la brisa marina en mi cara. Oigo las risas de mis amores y los veo que se divierten.
Es decir, todos mis sentidos experimentaban la mejor sensación.
En ese momento fui feliz. Me acuerdo de haber estado consciente de ello. De pensar: si alguien me preguntara ahora mismo, puedo responder con absoluta certeza: "en este momento soy feliz"
...
No necesito del CD para alcanzar la felicidad. Ya sé qué me hace feliz: mi marido y mi hijo, una buena playa y la primera cerveza. No necesito más.
El CD contenía diez pasos ¡sólo 10 pasos! que había que seguir, cual dieta rigurosa, que me llevarían directo a sentirme feliz, no sólo po un momento sino para siempre.
¡órale!
Era exactamente como todos esos productos milagrosos que venden por la tele, que sin hacer ningún esfuerzo pueden hacerte delgado, sano, hábil, y cualquier otro resultado que se les ocurra a los del marketing.
Por supuesto no compré el CD, pero me puse a pensar en mi felicidad, no en la felicidad como abstracción, sino en cuándo fui feliz por última vez.
Para empezar creo que no puedes ser feliz siempre, no es una actitud pues. Si tienes o eres algo siempre, se convierte en lo cotidiano, y lo cotidiano no es precisamente lo que nos hace feliz. Mas bien pienso que la felicidad son pequeños momentos, grandiosos y diferentes, que contienen todo eso que en nuestra realidad mental nos causa placer, y que por ser pasajeros y breves, son tan diferentes al resto de los otros momentos de nuestra vida.
Y es precisamente que por ser tan poco comunes, son tan valiosos, y sobre todo, son recordados con tanta melancolía.
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Era un martes de nuestras vacaciones, y estábamos rodando por las diferentes playas del caribe mexicano. Vemos una que no tenía mucha gente y allí nos estacionamos. Ronald y Emiliano deciden meterse a la playa a pesar de que está un poco intensa, pero querían practicar lo de saltar olas, y para eso la playa estaba perfecta. Yo me quedo en la arena con las cosas. Era la encargada de tomar las fotos y "cuidar" la hielera. Destapo y me tomo la primera cerveza, que siempre sabe mejor que las siguientes. Me acomodo en la arena y huelo el mar profundamente. Siento la brisa marina en mi cara. Oigo las risas de mis amores y los veo que se divierten.
Es decir, todos mis sentidos experimentaban la mejor sensación.
En ese momento fui feliz. Me acuerdo de haber estado consciente de ello. De pensar: si alguien me preguntara ahora mismo, puedo responder con absoluta certeza: "en este momento soy feliz"
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No necesito del CD para alcanzar la felicidad. Ya sé qué me hace feliz: mi marido y mi hijo, una buena playa y la primera cerveza. No necesito más.