Hoy cumple 5 años mi hijo.
Hoy, hace 5 años, a estas horas, todavía era sólo una mujer con una panzotota, que creía tener todo bajo control: el parto sería natural, dar leche sería una cosa facilísima, y todo sería como había leído en infinidad de revistas: todo a su tiempo y según un calendario.
¡Cuánta inocencia!
No hubo nada de naturalidad: fue cesárea, dar leche fue toda una complicación (utilicé desde saca leches modernos hasta unos que deberían estar prohibido por los derechos humanos) y desde los primeros días, el asunto de la alergía fue un problema recurrente.
Hoy, cuando veo las angustias y llantos de los primeros días (mis llantos, no los de mi hijito) siento que nunca nunca jamás estás preparada para un asunto tan intenso como el de tener un hijo. Sobre todo con el primero, me imagino que con los que siguen pues ya tienes la experiencia de tu lado. Pero con el primero, no sabes nada de nada, por más que hayas leído mil revistas y visto mil videos, y te hayan contado del asunto una y otra vez.
Sobre todo a nivel emocional, no sabes de qué manera te va a cambiar la vida. Porque desde ese momento en que lo ves por primera vez, tus emociones van a depender por completo de su vida: serás feliz si él es feliz, y serás infinitamente desdichada si él demuestra implícita o explícitamente un dejo de tristeza. A partir de ese momento, se convierte en la pila de tu vida: su presencia te dará ánimo no sólo para echarle ganas a la vida, sino para justificarla.
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Hoy, mi hijo cumple 5 años. Y ya veo con la suficiente lejanía las angustias y frustraciones de los primeros días y, disfruto el maravilloso momento que estamos viviendo.
Ya habla y argumenta muy bien, como por ejemplo: ¿por qué cuándo ustedes me piden algo, yo no puedo decir no, y ustedes sí me pueden responder así?
Además de que dice cosas espectaculares como: mamá te quiero mucho, o mamá te extrañé. Acompañado de abrazos y besos empalagosos, que hacen que uno diga: vale la pena vivir.
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Gracias hijo hermoso por estos cinco años, en los que nos has convertido a tu papá y a mí, en mejores personas. Discúlpanos los errores cometidos y, sobre todo, los que seguiremos cometiendo, pero al igual que tú, estamos aprendiendo en el camino.
¡¡Te amamos completamente!!